La magia en Chile

Hechicería, magia, artes adivinatorias... ciencias tenebrosas, pactos demoníacos, brujería, todos nombres para lo mismo, dependiendo de quien esté hablando.

Desde siempre el hombre ha intentado explicar aquello que no puede entender y, aun ahora, pese a todos los avances tecnológicos y pruebas científicas, hay un mundo subterráneo, soterrado, lleno de explicaciones para cada una de las cosas que suceden y, muchas veces, los secretos trucos para hacer que las situaciones se tuerzan de acuerdo a nuestros deseos.



La magia admite varias clasificaciones. La primera es diferenciar entre magia "blanca" o "negra" de acuerdo si se utiliza para hacer el bien o el mal, respectivamente. Una y otra, vinculadas en terrenos paralelos a esta realidad, han coexistido desde siempre. Los cultores de la primera clase (magia blanca) han sido respetados por espantar epidemias, favorecer cosechas, controlar tempestades o adivinar tiempos de hambruna (las famosas vacas flacas). En cambio aquellos que se dedican a la magia negra, han sido aceptados con temor o simplemente, perseguidos.

Ya en la Roma Antigua (367 a.C) bajo el mando del Emperador Valente, se producía la primera persecusión masiva de brujos que luego sería tan repetida durante la Edad Media por la Inquisición.

Durante los siglos XVI y XVII Europa se vio convulsionada por una intensa persecución de brujas. Miles de personas murieron en la hoguera, ahorcadas, por torturas o privaciones. La mayoría por mano de la Iglesia Católica pero los protestantes, apenas comenzaron su existencia, se conviertieron en veloces condenadores y cazadores de este tipo de prácticas.

En 1484 el Papa Inocencio VIII promulgó la Bula Summis desiderantes affectibus, que establecía la persecusión en forma oficial y declaraba que muchas personas se habían alejado de Dios entregándose al demonio para, a través de hechizos y encantamientos, provocar enfermedades, matar seres humanos, dañar cosechas y ganados, evitar la procreación de niños y toda clase de abominaciones. Asimismo facultaba a dos frailes dominicos a proceder en contra de la depravación y obligaba a todo el mundo católico a prestarles la ayuda necesaria bajo pena de provocar la ira de Dios.

De esta forma se redacta el Malleus Maleficarum o El martillo de las Brujas, obra de los dominicos mencionados, Jacob Sprenger y Heinrich Kramer, publicado en 1486 y que llegó a ser el manual y guía en los tribunales de la Santa Inquisición contra los casos de brujería.



Dividos en tres grandes partes, empieza condenando a la mujer y su calidad de colaboradoras con el demonio. Luego establece el alcance de los poderes y en la última parte, detalla las formas y técnicas para descubrir, examinar, encarcelar, interrogar y torturar a las brujas. 

Según los frailes, la brujería "es una alta traición contra la Majestad de Dios", por lo tanto, toda persona, sin importar su dignidad, cargo o condición, debía ser sometida a tortura, siendo su confesión la mejor prueba de su herejía. 

Según estos conceptos, el mundo se dividía en dos: el mundo del bien, es decir, el Reino de Dios y el mundo del mal o Reino de Satanás. Un cristiano bien portado es modelo de virtud y moral mientras que un servidor de Satanás, estará siempre luchando en contra.



España no se vio ajena a magos, brujos y adivinos. Ya en 1592 las Cortes solicitaban que se pusiera freno a los "pecados, errores y delitos cometidos por la maldita arte de la quiromancia y otras semejantes supersticiones levantadas por el demonio". Se dice que, incluso Diego Velásquez tendría libros de artes adivinatorias en su biblioteca.

Todo esta mentalidad llegó a América junto con españoles y europeos que se establecieron acá. Su forma de ver el universo se sobrepuso a las costumbres y mitologías propias de esta tierra, haciendo del mundo esotérico un amasijo, un revuelto de ambos mundos.

Tanto así que para 1629 las autoridades en Lima hicieron una denuncia formal a la Santa Inquisición sobre los expertos en nigromancia (adivinar el futuro llamando a los muertos), geomancia (a través de círculos, puntos o líneas hechos en la tierra), hidromancia (a través de la observación del agua o líquidos), piromancia (a través de las llamas), onomancia (usando cálculos aritméticos con el nombre propio) y quiromancia (lectura de las líneas de las manos) que abundaban en el nuevo mundo.

Pero lo que no cambió fue la idea de que la debilidad humana se encarnaba en determinados individuos y aquellos eran víctimas de discriminación, menosprecio y control excesivo. Tal es el caso de las mujeres y los indios. En el siglo XVIII, tanto indios como mujeres no podían aspirar a una condición completamente humana. Incluso, legalmente, ambos eran considerados, algo así como "menores de edad" y por ende, debían estar bajo la autoridad de un hombre. De esta manera, siendo más "débiles" el diablo los corrompería fácilmente ya que no tendrían la calidad moral necesaria para combartirlo. Prueba de ello sería la tentación de Eva en el Paraíso.

Esta concepción de subordinación de indios y mujeres a los hombres "blancos" y "europeos" está tan marcada que incluso las leyes civiles tienen un fuerte carácter paternalista y protector con ambos.

Si bien las prácticas adivinatorias fueron perseguidas y condenadas, la eterna división entre la magia blanca y negra se dejaba sentir al momento de los veredictos. El rey sabio Alfonso X prohíbe a los adivinos "vivir en sus reinos y a sus súbditos encubrirlos; pero si, a pesar de esta prohibición, alguno usare de medios para conocer el porvenir, probado que sea, incurre en pena de muerte y sus encubridores deben sufrir el destierro perpetuo." Los hechiceros reciben también pena de muerte si han practicado magia negra. Si es blanca, o "con entención buena, como sacar demonios de los cuerpos de los hombres, o para desligar a los que fuessen marido e muger que non pudiessen convenir o para desatar nubes, que echasse granizo o niebe, porque non corrompiese los frutos o para matar langosta o pulgón" no sólo no debe ser castigada, sino que aun "deue recebir galardon por ello".



En Chile, tal como cualquier colonia española, se perseguían los delitos aunque pocas veces fueron sancionados. De hecho, anterior a 1587 solo se conocen tres casos documentados pero sin resolución por falta de pruebas. En contra de Francisco de Escobedo por hechizos, Juana de Soto por hechizos y supersticiones y Diego Mazo de Alderete, por quiromancia.

Bullado fue el caso de María de Encío, antigua concubina de Almagro y casada, a instancias de este último, con el capitán Gonzalo de los Ríos (ambos terminaron siendo abuelos de la Quintrala). En un juicio polémico, fue acusada de quiromancia, consultar con indias adivinadoras y de inducción al aborto. A lo que ella declaró: "si una mujer casada o doncella se sentía preñada y no de su  marido, por encubrir su fama podía matar la criatura en el vientre o tomar cosas con que la echase". Y cuando se le reconvino, se mantuvo en sus dichos. Sobre la lectura de manos, dijo que sólo sabía de la línea de la vida y que en su momento, consultó con unas indias para saber si un hijo suyo que estaba en la guerra (de Arauco) estaba vivo o muerto y que lo había hecho como pecadora y como madre.

Tiempo más adelante confesó que en una oportunidad, estando su marido en amores con una mestiza, pidió a una india que le diera algo para atraer a su marido y ella le dio una raíz que debía llevar colgando. Hizo eso hasta que un cura le dijo que era pecado.

Fue condenada a abjurar en levi, es decir, por faltas menores y al pago de una fianza de mil pesos ensayados junto con penas espirituales.

Fue llevada a Lima para el proceso en 1579 con gran escándalo, pero, pese a la sentencia favorable, en una carta fechada en 1581 todavía estaba en las cárceles secretas, sin dinero para volver y pidiéndoselo a su  marido (dueño de unas minas de oro) quien demoró más de un año en enviárselo.

Finalmente, fue nuevamente acusada, esta vez de matar a su marido vertiendo azogue en su oído mientras dormía, pero esa es otra historia.

Posterior a eso, no se mencionan grandes procesos por brujerías en contra de españoles en el siglo XVII, pero en el siglo XVIII aparecen dos: un esclavo mercedario de Chimbarongo, que daba hierbas para hacerse querer y una zamba santiaguina que adivinaba la suerte en el amor a través del humo del cigarro. La mujer fue condenada a destierro en Valdivia durante 10 años.

En el caso de procesos contra indígenas, existen 6 iniciados pero incompletos. Uno de ellos, acusado de hechicero que por "malas artes" habría muerto a una india. Fue condenado a diez años de destierro, cien azotes y corte de cabello en panderetas.

Las acusaciones eran variadas. Iban desde las enfermedades causadas misteriosamente que serían provocadas por brujos, andanzas nocturnas visibles para unos e invisibles para otros, transformación en animales (zorros, aves, culebras, etc), intentos de envenamientos con polvos asquerosos, apariciones de luces que suben y bajan sin explicación, costumbre del brujo de guardar sabandijas bajo la cama, cargar con bolsas con objetos sospechosos como culebras secas, partes de pájaros, hijos, huesos, etc., hablar como animales, tener fama de brujo o haber sido señalado por una machi como tal.



Hubo, eso si, otro caso importante en el sur de Chile. El 6 de septiembre de 1749 se presentó ante el cura de Chillán el capitán Alejo Zapata para formalizar una acusación contra Josefa, una india a su servicio. Habiéndola reprendido por huir de la propiedad, ésta le quemó la cocina y enfermó a su esposa Rita Dupré, a través de los servicios ofrecidos por Melchora, una india vieja, y de unos pájaros nocturnos llamados guairabos. 

Abierto el proceso se procedió con los interrogatorios de rigor y la india Melchora, acusó a varios indígenas más de brujos y al "dueño de la cueva donde se juntaban todos los del Arte para hacer celebración del demonio... y el cual sabe y conoce a los demás brujos y hechiceros que entraban a celebrar en la cueva".

Comenzó la cacería. Se detuvieron en la cárcel y algunas casas particulares a 19 nativos acusados de asistir a las reuniones en la cueva y de tener tratos con Satanás. Muchos de ellos confesaron que se transformaban en aves o en zorros para ir a las reuniones, donde practicaban ritos, bebían, bailaban y besaban a un chivato en el rabo.

Todos fueron declarados culpables y sentenciados a azotes, "hasta hacer correr sangre", seguramente también a destierros pero no encuentro la información fidedigna para darlo por efectivo.

Ya en épocas de la República, se efectuó otro gran caso de enjuiciamiento a brujos en Chiloé. En 1880 el Gobernador Martiniano Rodríguez debido a las repetidas quejas decidió llevar a proceso a sociedades místicas establecidas en en Archipiélago y que "en el útimo cuarto del siglo XIX, no se limitaron a simples actos de hechicería sino que decididamente se dedicaron a asesinar por cuenta propia y ajena, extendiéndose el terror en todas las islas del Archipiélago de Chiloé". Serían más de 100 personas las involucradas.

La mencionada sociedad no era otra que La Mayoría, una agrupación de brujos y machis que establecieron su campo de acción en todo el Archipiélago, al que llamaron La Recta Provincia. Comprendía siete distritos y estaban dirigidos por un Rey, con leyes propias y tribunales para resolver. 



Todos los involucrados fueron tomados detenidos y puestos bajo resguardo, según la orden emitida por la autoridad. "En un día dado hiciesen una recogida de todos los brujos y se los remitiesen a Ancud, con todos sus trebejos, yerbas, que debían servir de cuerpo de delito. Llegados que fueron se encerró con ellos y, uno a uno, fueron convencidos breve y sumariamente de la impotencia de su institución.

Bajo el cargo de asociación ilícita, fue desarticulado el Tribunal y su funcionamiento, aunque aun, en lo profundo de las islas perduran los mitos y creencias de la vigencia de la Recta Provincia y la certeza de estar siendo vigilados por este Rey a quien es imposible esconderle algún secreto en los límites de las islas. 

Asesinatos misteriosos, muertes de animales o enfermedades repentinas, pueden ser los castigos para aquellos que no quieren escuchar cuando el Rey da su veredicto.





Fuentes:
- Reyes sobre la tierra, brujería y chamanismo en la cultura insular. Gonzalo Rojas Flores
- El delito de hechicería en Chile indiano. Antonio Dougnac Rodríguez
- Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima. José Toribio Medina
- La Inquisición en Chile. José Toribio Medina
- Diablos, brujos y espíritus maléficos. Holdenis Casanova
- Potestad marital y los derechos de la mujer casada en el derecho indiano. Antonio Dougnac Rodríguez
- Proceso a los brujos de Chiloé. Jeannette Pulgar

Warband Independencia de Chile




Se puede aprender historia de muchas maneras. La más clásica es leyendo mucho, pero, para los que no les gusta leer, siempre habrá opciones.

Una de ellas es meterse en la historia, literalmente. A través de la tecnología podemos ser parte de las tropas y estar in situ en el lugar de los hechos. ¿Cómo? pues a través de los juegos de realidad virtual.

Bajo esta premisa nace Warband Independencia de Chile, que es una adaptación del juego original medieval Mount&Blade Warband. El juego permite a sus jugadores crear modificaciones para distintos escenarios y épocas y Mauromagno Patriota, chileno de corazón y nacimiento, decidió jugársela por la Independencia de Chile. Y no le ha ido nada mal. Desde el año 2011 se ha dedicado este mod y ha sabido darle el toque exacto de nuestra cultura y nuestros hechos. Conectados desde todas partes del mundo, para la actualización más reciente hecha en Agosto de 2017, ya han descargado más de 7.000 personas. En desarrollo se encuentran las traducciones al inglés, portugués, turco y ya cuenta con la traducción al chino.



Constantemente aplicando mejoras ya sea en los vestuarios, escenografía grandes como pueblos y edificaciones, la interacción de los personajes e incluso con los NPC (personajes que pueden interactuar con el jugador pero no están vinculados a la acción, ej. cantinero) como por ejemplo, aquello de preguntarle a determinados personajes en las tabernas por música folclórica y por 10 monedas, se puede elegir dentro del repertorio alguna música chilena, argentina, española o mapuche. Esta versión promete ser muy entretenida.

Pero vamos al juego mismo:

Básicamente, los grupos se dividen en 5 facciones, dos españolas o realistas y 3 rebeldes como son el Ejército de los Andes, las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Ejército de Chile. También hay una facción neutral que serían los mapuche representados por su Wallmapu. Cada uno con su lugar de origen y con libertad para moverse dentro del mapa. No es un juego que tenga un listado de metas a conseguir, como en el caso del WOW, o sólo se armen para batallas determinadas como LOL, sino que está al medio de ambas.



Pero también existe un modo multiplayer, donde se juega en línea con otros jugadores y se crean eventos para recrear las batallas épicas del período. Son eventos planificados que pueden durar un solo día o repertirse con cierta periodicidad, por ejemplo, una vez a la semana durante dos o tres meses. Se generan varios mapas para las batallas y hay misiones vinculadas a ellos como puede ser asedio, capturar la bandera, combate mortal. La gracia reside en que las personas que juegan, tienen la posibilidad de revivir momentos de la historia como si volvieran al pasado.



Al mismo tiempo, si un jugador entra en modo single y debe elegir su personaje que puede ser mercenario, comerciante, cazador de recompensas, bandido, etc. y ofrecer sus servicios a alguna de las facciones o ser parte de alguna de ellas prestando el debido juramento de lealtad. En este caso, se le entrega una propiedad para su sustento y un mínimo de dinero que debe ser utilizado en  armas y pertrechos de guerra. Para ser aceptado por algún comandante debe tener buena reputación como  guerrero, lo que quiere decir que debe tener experiencia ganada en batalla, luchas contra el enemigo y favores concedidos a ciertos generales. En la medida que pasa el tiempo en el juego, se van ganando puntos que se deben asignar al mejoramiento de sus cualidades. Y así, una cosas más otra, va mejorando su tropa y su capacidad de liderazgo.

También existe la opción de entrar al juego a batallas rápidas o escaramuzas, que no son otra cosa que entrar directo a un asedio o batalla en particular sin tener que andar vagando ofreciendo los servicios por el mapa. Y es en esta modalidad que el jugador puede elegir ser uno de los personajes históricos como Manuel Rodríguez, José de San Martín o quien prefiera y defender o atacar. Al seleccionar el personaje, se despliega una reseña histórica del mismo siendo esta la oportunidad para contar la historia.



Se recomienda jugar desde los 12 años para entender las sutilezas del juego. Cada personaje se caracteriza de acuerdo a las habilidades que se quieran desarrollar y se cumplen funciones básicas de organización en los distintos equipos. Por ejemplo, liderazgo, que es la cantidad de gente que puedes tener en tus filas y que son reclutados en las tabernas y pueblos por donde pasan. A cada uno se le debe entregar un salario y mantener bien o la tropa se puede rebelar o desertar.



Para jugarlo, hay que tener instalado el Mount&Blade Warband que es el juego original y luego descargar la modificación en alguno de los foros especializados o bien, tener una cuenta en Steam, que es una plataforma de juegos y que permite su descarga. El mod es gratuito pero M&B es pagado.

Es una entretenida opción para tomar el gusto por la historia y una forma diferente de aprenderla. Y como dice el mismo MauroPatriota, es una oportunidad para querer más al propio país, para incentivar a niños y jóvenes a que estén más cerca de la historia, a interiorizarse por los hechos de esa época. A sentir respeto por nuestros próceres y valorar lo que hicieron por la patria apreciando nuestras raíces y costumbres. Como nación, como pueblo, no nacimos del aire y es ahí, en esos momentos en que empezamos a generar nuestra propia identidad. La idea es que este juego llegue a mucha más gente, para que de una forma activa y seria, se acerquen y se identifiquen con su país.


Los invito a revisar el siguiente link donde pueden ver, comentar, ver imágenes y reseñas del juego. Y si les interesa, también descargarlo:



Para conocer como es el juego y ver imágenes:


En Facebook existen tres formas de acercarse al juego:

Fanpage:


El grupo del juego, donde podrás tener contacto con otro jugadores y estar al día de los eventos:


Y el contacto directo con el creador y adminstrador de mod


Por último, los invito a ver videos de batallas disponibles en el canal de Youtube:



Espero les guste y quedan cordialmente invitados a ser parte de esta hermosa comunidad. En una de esas, nos vemos por ahí 😉




Agradecimientos a Mauromagno Patriota

Paula Jaraquemada Alquízar, una mujer de su patria

Doña Paula Jaraquemada Alquízar

Nació en Santiago de Chile el 18 de junio de 1768. Fueron sus padres don Domingo de Jaraquemada y la señora Cecilia de Alquízar. Su niñez y adolescencia transcurrieron en la más absoluta tranquilidad; igual que toda niña de la aristocracia recibió una educación integral, sólida en aspectos morales y práctica en aspectos domésticos. Dotada de muchas virtudes, distinguiéndose especialmente por su enérgico carácter y destacado valor; el que demostró en la guerra por la Independencia de Chile. 

Descendiente del Gobernador de Chile don Juan de la Jaraquemada, que había llegado a Chile en 1611 para hacerse cargo del país y ponerse al mando de las tropas fronterizas en la Guerra de Arauco.  Dicho gobernador vino a Chile con su sobrino don Diego Jaraquemada Solórzano quien fuera el primero de la familia en echar raíces en Chile.

Don Juan de la Jaraquemada, Gobernador de Chile

La familia Jaraquemada participaba activamente tanto en la defensa del reino como en la administración y así como vemos en sus antecedentes a distintos capitanes de caballería, corregidores de Santiago, beneméritos del reino y dueños de extensas encomiendas. Una de ellas correspondería una hacienda en Paine, donde vivía doña Paula.

Cuenta la leyenda que toda la familia era ferviente patriota y disponían de capital, hombres y voluntad para disponer en favor de la causa. Luego de la escapada de Rancagua el 1 y 2 de octubre, 120 soldados pasaron malheridos y hambrientos por Paine y fueron auxiliados por doña Paula, quien les dió cobijo y su residencia fue utilizada como hospital para atender a los heridos que luego partieron hacia Argentina. Este sería el origen del vino 120 de Santa Rita, que es nombrado así en honor a esos 120 soldados. Acá les dejo un emocionante video al respecto.




Pasan los años y otra vez aparece nuestra protagonista ayudando a la causa de la libertad después de un desastre.

Tras el triunfo en Chacabuco, las fuerzas realistas huyeron hacia el sur y se atrincheraron en Talca a la espera de los refuerzos que el Virrey Pezuela les enviaría a través del Cabo de Hornos. Por su parte, los patriotas, conscientes que una victoria no hace la guerra, marchan en pos de los vencidos con claras intensiones de acabar de una vez. Con esta resolución, el 18 de marzo, al anochecer, San Martín ordenó que acamparan en dos líneas paralelas frente a la ciudad. La noche era oscura y propicia para un ataque por sorpresa. San Martín atento a estas condiciones, decidió cambiar de posición pero justo en este momento, fueron atacados por las fuerzas de José Ordoñez. El caos fue total. San Martín logró ordenar sus tropas para responder el fuego pero sufrió las bajas de 120 hombres, 300 heridos y más de 2.000 dispersos, junto con la pérdida de 21 valiosos cañones. Las Heras y Encalada, lograron mantener íntegras sus divisiones. O’Higgins fue herido. Un golpe anímico terrible para los patriotas que fueron atacados por poco más de 4.000 hombres cuando ellos superaban los 8.000.

Las noticias que llegaron a Santiago fueron terribles. Daban por muerto a San Martín y a O´Higgins y muchos sintieron que era la vuelta del período de Reconquista pero más fuerte y tiránico todavía; familias enteras comenzaron a huir hacia Argentina. Es ahí cuando surge Manuel Rodríguez y logra tranquilizar y dar confianza a la población.

Plano de la Batalla de Cancha Rayada 1818

Mientras esto pasaba, las tropas se reagrupaban camino a la capital. Al pasar por Paine, doña Paula, enterada de las desgracias ocurridas en el sur, prepara a sus inquilinos y sale al encuentro de San Martín que debía pasar obligatoriamente por sus tierras camino a Santiago.  Se entrevista con él y le ofrece su casa como cuartel general, sus hombres para seguir luchando y todos los víveres y aprestos que pudiera necesitar y estuviera en su  mano darlos. Su propio hijo iría al mando de la tropa. San Martín acepta la generosa oferta y desde este cuartel improvisado, reacondiciona a sus hombres y comienza a planear la ofensiva, son los primeros instrucciones que darían la victoria en Maipú.

Días después marcharon todos hacia Santiago llevandose lo ofrecido por doña Paula. La mujer quedó sola, unos pocos peones para lo básico y la visita de un ahijado pequeño. Manuel Montt, de 9 años, se encontraba con su padre durante esos días haciendo una visita.

Vista de la Viña Santa Rita antigua casona propiedad de doña Paula

Durante la tarde, llegan a su puerta soldados realistas. Una avanzada que estaba al tanto del paso de los patriotas por ese sector y buscaba a los desbandados de Cancha Rayada además de víveres y pertrechos.

Al llegar el oficial a cargo de la partida militar realista, le ordenó que le entregase las llaves de la bodega, a lo que ella le replicó si necesitaba víveres y se los ofreció en abundancia; el oficial insistió por las llaves, a lo que doña Paula le contestó: “las llaves no se las entregaré jamás. Nadie sino yo mando en mi casa”. 

El oficial dispuso el fusilamiento en el acto de esta mujer que no permitió la violación de su domicilio. Doña Paula desafió los fusiles y avanzó hacia ellos instándoles a que abrieran fuego sobre ella. En vista de esta actitud arrogante, el oficial se desconcertó y buscando venganza sin que se manchara su hoja de servicio, miró la casona y gritó sin apelaciones: "¡quemen la casa!". Pero la mujer no se arredró, sino que con la punta del pie, lanzó el brasero con carbones encendidos a las suelas de los soldados mientras decía con desdén ahí tienen fuego”. Se hizo un profundo silencio para luego dar paso a las maldiciones del oficial que no reparó en amenazas al tiempo que volvía grupas sobre su caballo. La valiente mujer tenía 50 años.

Finalizada la guerra, realizó una activa labor en beneficio de los desamparados, entregando especial atención a los presos en las cárceles. A dichos recintos ella tenía acceso especial. Se cuenta que en una oportunidad llegó a salvar del cadalso a una mujer conocida como “la Caroca”, condenada a la pena de muerte por sus crímenes. Y en los últimos años de su vida, se dedicó a obras de caridad, fundando orfanatos y asilos. Muere en 1851 con más de 80 años.


Retrato a lápiz de doña Javiera

Fueron nuestros hombres quienes pelearon con fusil y espada, pero nuestras mujeres, valientes e íntegras como doña Paula, quienes los sostuvieron y alentaron a continuar la lucha hasta el final. La patria le debe su libertad tanto a unos como a estas últimas.




Fuentes:
- Mujeres célebres de Chile. María Eugenia Martínez
- Mujeres de Chile. Carlos Valenzuela Solis de Ovando
- Historia General de Chile. Diego Barros Arana
- Las Mujeres de la Independencia. Vicente Grez
- Viña Santa Rita

Mención Honrosa Concurso Rancagua Simplemente: Sin Palabras

No puedo hablar. Sentada frente al ventanal, veo como se desgastan los días de mi mudez todos iguales, salvo por el sol que a veces está enfrente y otras está escondido tras las nubes. Las casas unidas en los costados parecen un hormiguero gigante que descansa en medio del desierto. Mis hijos y mis nietos son de esas tantas hormigas que entran y salen. Yo los miro en silencio porque en silencio vivo y aunque me dicen que les hable, que lo intento esa es la verdad, sigo sin poder hacerlo.




Tal vez se me gastaron las palabras entre las miles que dije a lo largo de noventa años. O tal vez, ya las olvidé, desde que pensaron que era sólo un mueble que poner frente a la ventana y dejaron de hablarme con cordura. No sé. El hecho es que se me cierra la garganta y no sale ningún sonido.

Miro mi reflejo en el vidrio y a veces soy joven y bella. Una sombra se sienta a mi lado y toma mi mano. La misma mano que tomé durante 53 años y que ya no está. Pero igual sonrío al recuerdo y me veo bailando al son de la orquesta en el Casino Braden cuando íbamos con los amigos. O descansando bajo los árboles de la plaza con la Banda del Regimiento tocando en la glorieta. Qué hermosura de plaza teníamos, no una llena de cemento como es ahora. Recuerdo sus piletas que salpicaban de agua a quienes pasaban cerca y sus árboles gigantes que se veían a la distancia. Bajo uno de esas largas sombras le di el sí a mi novio de entonces. Si, fui feliz.




La vida nos estacionó en una población nueva, Rancagua Sur le pusieron y crecimos con sus árboles y sus edificios. Los niños se hicieron hombres y se fueron; luego llegaron los nietos y los ruidos. Aprendí a estar sin mi viejo, a dejar de contar dolores  y a no esperar más que la muerte. Esa también puede ser una razón para no hablar. La espera se hace larga y a veces cansa, pero qué se le va a hacer.

Hace un rato, trajeron a mi última bisnieta. Es hermosa, tiene unos ojos redondos como dos botones negros que me miraron el alma. Tomé su mano y supe en ese instante que haríamos el cambio de turno ella y yo. Me sonrió. Y fue tanta mi alegría que las cuerdas vocales se movieron y con voz arrugada de no usarla le di mi bendición. La bebé me miró con esa fijeza con que sólo los bebés miran, como si entendiera todo y cerró sus ojitos de uva madura. Yo también cerré los míos y descansé.




Escucho unos pasos suavecitos, la mano que se posa sobre mi hombro la conozco de memoria. Ya no tengo arrugas, ni dolores ni pesares. Siento en los huesos la alegría de la vida.

—Negrita linda, ¿quieres venir conmigo?

—Por su puesto, si te he esperado tanto— le dije levantándome de un salto.


Sentir su beso nuevamente fue un sueño. Y me dejé llevar.

Segundo Lugar Concurso Rancagua Simplemente: Angustia

El vestido era tan delgado que se le pegaba en las piernas, pero en su apuro, ella no lo sentía. Cada paso era una eternidad y el frío le quemaba las plantas descalzas tiñendo de oscuro la suave piel. En el patio del cité, su madre desmayada apenas volvía en sí. La noticia del accidente las había dejado en silencio y ese silencio, pesado como una losa de cementerio, se le plantó en el alma impulsándola a salir, llena su mente sólo con dos sílabas que resumían toda su voz: papá.



Antes de ver el tumulto escuchó los lamentos, los gritos que rompían la paz de la mañana invernal. Junio se incrustaba en los huesos pero no le importaba. El aliento salía de su boca en volutas intermitentes al compás del dolor en el costado. Tiró de la chaqueta de una señora pero recibió un manotazo ingrato. Quiso pasar entre las personas pero un guardia indolente la mandó a casa.

Los frenos del tren sobre los rieles apagaron el resto de los sonidos y la masa de gente se movió hacia la Puerta 4 como el monstruo de angustia que era, un cuerpo dolorido de pena y tristeza por tantos hombres muertos, tantos hijos, maridos y padres tragados por el humo en medio de la montaña más arriba de la nada. Y la niña fue engullida.




Cientos de cuerpos estaban dispuestos en macabro orden sobre los vagones. Una ráfaga de viento le erizó la piel y quiso retroceder. Su padre no podía estar ahí, no podía. Apenas tres días atrás habían ido a dejarlo a esa misma estación para que subiera a la mina a trabajar su turno. Él había dicho que traería dinero para comprarle unos bonitos zapatos. Su madre lo despidió con un beso y le dio la sorpresa que ya antes había compartido con ella: pronto tendría un hermanito. El pito del tren obligó a su padre a subirse radiante, pleno de energía, dispuesto a echar la montaña abajo para mantener a su familia. El mismo tren que traía los cuerpos negros y flácidos, tan iguales en la muerte que era imposible distinguir rasgo alguno. Puso sus manitos en la cara queriendo detener tanta pena, pero era demasiado fuerte y como una corriente descontrolada, el dolor la sacudió.

Tenía siete años, pero se levantó sintiendo que tenía cien. Pasó más allá de la gente, más allá de los guardias y de los muertos negros. Estaba más allá de todo.



Sus ojos empañados miraban sin ver y torció el camino en una esquina cualquiera. Sólo era otro vagón igual a los demás, lleno de piernas y manos negras, cuerpos sin nombre, cuerpos sin afectos. Suspiró.

Una mano sobre su hombro la hizo girar y unos brazos la estrecharon fuertemente. No tuvo tiempo para ver o entender. El olor a humo llenaba su nariz, la chaqueta le raspaba la carita y la voz de su padre le acunaba el oído.

—Estoy aquí— dijo él. Pero la niña no escuchaba más que el latido de su corazón.


Y al reconocer ese otro latido que se acoplaba al suyo, al identificar esos ojos que la miraban hambrientos, la niña supo que el dolor se acaba, las roturas se pegan y el mundo volvió a encajar. Entonces, en un aliento eterno, se le quebró la voz y lloró.





Fotografias reales

Mención Honrosa Concurso "Mi vida, mi trabajo": La Entrevista


Gloria se levantó esa mañana decidida, contenta. Abrió las cortinas del ventanal del departamento para darle paso a la brumosa mañana santiaguina. De fondo, la cordillera imponente, el cordón vertebral de América, le saludó con sus colores.


Se visitó con dedicación. Iba a una entrevista importante para conseguir aquel puesto que hace años estaba postulando. Ganarse los puestos para las cátedras universitarias en este país era difícil. Y aunque ella se sabía, y varios también, sobrecalificada para las clases que estaba dando, por más que año tras año postulara, no pasaba de las primeras etapas del proceso. Pero esta vez había sido diferente. La habían citado con el rector para una entrevista personal.

Se maquilló con cuidado, se vistió pensando en una situación formal pero sin perder su juventud ni sus colores. Como buena colombiana, no podía evitar los esmaltes de uñas adolescentes ni las pulseras que sonaran, pero era parte de ella y su  identidad.

Pasó por fuera de la bodeguita del mal. Así llamaba a una verdulería pequeña que había cerca de su departamento. Estaba bellamente decorada y una tarde que necesitaba limones pasó a comprar. Cuando entró, una voz detrás del mesón dijo fuerte y claro: “aquí no se atienden negros”. Ella miró para todos lados. ¿Lo decía por ella? Ella no era negra, era morena. Un negro era alguien de rasgos africanos, piel mucho más oscura y pelo casi pegado al cráneo de tan crespo. Personas absolutamente respetables por lo demás. En cambio, ella tenía el calor del sol en la piel y una música en las caderas que era imposible que alguna chilena supiera lo que se sentía al caminar. “Ya te dije negra, ándate de mi negocio, vuélvete a tu país”. Fue un golpe en pleno estómago. Incapaz de contestar algo, solo pudo salir de ahí hasta el refugio de su cama. Ni los diplomas, ni los viajes la habían preparado para un ataque tan frontal. Pasó el resto del día protegida por las colchas como coraza sintiéndose un insecto, minúscula y sola. Al día siguiente se levantó y a propósito, pasaba camino a la universidad para demostrarle a él y a ella misma, que no necesitaba de ese lugar, que no se iba y que se abriría futuro en esta tierra fría y temblona.


Así que ese día hizo su camino habitual y la mañana se le hizo hermosa; se le expandió en el pecho llenándola de buenos augurios, esta vez lo conseguiría. Un edificio inmenso, de gris señorial y con los recovecos coloniales que le daban aspecto de sabiduría, la engulló con su destino.

-Tiene usted un curriculum impresionante- dijo el hombre al otro lado del escritorio.

Ya habían pasado las presentaciones, frases de cortesía y explicaciones sobre la universidad. Estaban entrando en terreno derecho.

Los ojos de él, redondos y con unas pequeñas bolsas, la miraban directamente y eso a ella le gustaba. Era un poco bajo o tal vez, el sobrepeso evidente creaba la ilusión de menor estatura. Vestido de chaqueta pero sin corbata, no era tan formal como se veía en la fotografía y seguramente, eso ayudaba a que la conversación fuera más amena.

Gloria se sentía cómoda hablando de sus proyectos, de lo que podía aportar a la universidad con sus conocimientos y capacidades. Y sentía la buena recepción de su discurso. Se veía a sí misma sin la presión del dinero, poniendo fin a meses de miseria, de pagos en cuotas mínimas, de la caridad de los amigos.

-Oh – dijo el hombre mirando el reloj, de pronto – se me pasó volando la hora y no hemos terminado. ¿Te parece si me acompañas a un café para decidir qué hacer contigo?

-Por su puesto – dijo ella. No se podía negar, todo estaba saliendo tan bien, la respuesta sería mejor, de eso estaba segura; lo sentía.

El café quedaba fuera de la universidad. Era bonito, pequeño pero confortable, se parecía a uno que ella frecuentaba en el Barrio Lastarria, aunque todos los cafés se parecen un poco.


El quiso saber más de su vida, su familia y cuánto tiempo llevaba en Chile. Ella, en la comodidad de la conversación, se fue relajando y le contó que estaba sola, que no tenía pareja por el momento y que hacía años que había dejado su país para irse a conocer el mundo y ampliar sus conocimientos.

-¿Te das cuenta que el mundo universitario es mayormente un mundo de hombres?- preguntó él.

-Claro que me doy cuenta, pero no creo que el hecho de ser mujer sea perjudicial para mi carrera; tengo las mismas o mejores capacidades que muchos – respondió. Algo en el tono se le hizo sospechoso.

-Obviamente, nadie duda de eso. Pero –la miró directo a los ojos – la mitad de tus colegas pensarán que eres tonta y la otra mitad, sino más, querrán acostarse contigo y esperarán que lo hagas para conseguir tus metas.

El café se le cuajó en el estómago como cemento recién hecho impidiéndole decir una palabra.

-De todas formas, si algo así pasa, no dudes en acudir a mí – dijo el hombre. Su mano como zarpa estaba acariciando sus dedos – yo te protegeré. Si quieres el puesto, claro.

La propuesta estaba hecha. Si quería el trabajo, tenía que pasar por su cama. Durante un segundo se vio despeinada, sacudida y desnuda moviéndose a un ritmo impuesto por ese cuerpo sudoroso y gordo, el resoplido asqueroso de esa babosa pegado en su cuello. El estómago le dio tres vueltas preparándose para subir, la boca se le llenó de saliva amarga.

Sacó lentamente su mano de debajo de la garra y se limpió con la servilleta. Intentaba juntar las palabras revueltas que chocaban en su cabeza, tenía que darle orden lógico para que pudieran entenderse a la primera. Recordó la bodeguita del mal. No permitiría que le pasara de nuevo. Esta vez se defendería.

-Mire "señor" – la frase calló como ladrillo sobre la mesa – aquí donde usted me ve, soy morena, colombiana y sin muchos amigos en este país- se levantó para hablarle desde la altura, las pulseras sonaban al compás de sus movimientos- Pero no necesito de nadie que me proteja, menos alguien como usted, asqueroso.

Se dio media vuelta para salir; de pronto recordó a la diva que llevaba dentro.

-Seré pobre, necesito el trabajo, pero soy digna.

Y en esa dignidad se envolvió como un escudo saliendo del café sin dejar que ni una lágrima cayera hasta que llegó a su casa, se enrolló en el caparazón de mantas y lloró la desilusión, el dolor de la patria lejos y la soledad que se la tragaba.


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